sábado, 29 de noviembre de 2008

No existo

No existo. Y me alegro de ello.
Porque sé que no soy, que no vivo, que no siento, que no me duele...
Porque ya no hay problemas, que nunca los ha habido, que no existo ni nunca lo he hecho.
Que no existes tú, no existe nadie, ni nada. No existimos ni existe ningún lugar.
No existe la existencia, la vida no es vida, no es nada, no es.
Ni si quiera hay sentimientos, pues no existe nadie para sentirlos.
No existe el amor. No existe el odio.
No existes tú. No existo yo.
No. No es cierto nada. No hay realidad que no sea mentira. Todo es nada. No hay mentira, ni verdad. No existen.
No se puede pensar, no se puede, amar... ni odiar.
No te odio, no te quiero, símplemente porque no existo.
Pero si existiera...
Si existiera te odiaría, sí, te odiaría por ser mentira, por existir.
No creo que nada de lo que he dicho sea verdad.
Ni si quiera estas palabras existen.
No existo.

jueves, 27 de noviembre de 2008

Funeral

Era por la tarde. A las siete en punto. Y habíamos quedado todos en la puerta de la iglesia.
Era una iglesia grande. Tenía muchos ventanales, muy grandes.
Estuvimos un rato en la entrada, dando el pésame al resto de familiares.
Había mucha, muchísima gente.
Entré. Me situé en uno de los bancos más delanteros, el segundo, en el lateral derecho.
Estaba la iglesia llena. Sobre todo había ancianos. Casi todos lo eran: los hijos, los amigos...
Los demás eran nietos y bisnietos, entre los que yo me encontraba.
El sacerdote empezó la misa de forma aburrida y continuó así toda la ceremonia.
Yo llego a ser el muerto y no estaría contento con ese funeral. Fue un verdadero aburrimiento, con mucho respeto, pero con acierto.
Además, con la gran cantidad de viejos que había...
Incluso me entró un ataque de risa cuando una de las dos señoras que tenía delante se dio la vuelta para darme la paz y me dijo:
"La paz de Nuestro Señor Jesucristo esté contigo"
Pobrecilla. Casi me descojono en su cara, pero pude disimular.
Al finalizar, otra concentración en la entrada (o en la salida) de la iglesia.
Saludé a un par de parejas de ancianos que no conocía pero que, al parecer, me habían visto siendo un niño.
Me quedé un rato más entre la gente y, finalmente, me fui.

miércoles, 26 de noviembre de 2008

Sin fuerzas


Estoy débil, decaído y sin fuerzas.
Ha sido un día duro y es normal que no me sienta bien.

La he estado buscando todo el día, pero en vano.

No la he encontrado.

Había momentos en los que la sentía cerca, muy cerca... pero sólo era el deseo de tenerla.

El deseo de verla, de mirarla...

Pero no, no la he encontrado, no la he podido tocar.

No está. No debe existir. Pero aun así la busco. La busco y no la encuentro.

Pero ya estoy débil. Ya no tengo fuerzas...

Y la veo. La he visto.

Y se acerca...

Pero yo me caigo...

Caigo por una de esas espirales.

Al Infierno. Vuelvo al Infierno.

Hay algo bueno en esto: la he visto. La he visto y me ha mirado.

martes, 25 de noviembre de 2008

Buscando


Ya se había acabado. No había nada más. No existía la vuelta atrás, el camino a casa se había cortado y ese vínculo que los unía se había roto.
Ella no quería. Él no importaba. Pero el destino lo había hecho así. Y cada día de su vida él se preguntará por qué ella se tuvo que marchar. Pero no hallará respuestas, porque no existen respuestas, porque no hay motivos. Y ella...
Ella le echará de menos, ella le odiará con todo su amor por haber permitido que se fuera, por haberla dejado marchar.
Pero ya no se podía hacer nada. Y él se seguía preguntando, ella la seguía odiando, y todavía lo hace, pues no sabe por qué la dejó ir.
Y se buscan, se estan buscando el uno al otro, pero no se ven.
No se ven.
Y nunca se
verán.
En el paseo de los tristes
hay un alma que
llora en las noches de San Juan.
La Luna insiste
en afirmar que pena por amor,
que es fruto de una maldición.
La Alhambra recuerda que allí l
es contemplaba sonreír,
y al alba se amaban,
Granada se ruborizaba al ver su amor.
Fueron muriendo así los días pero algo ocurrió,
la religión los separó.
Ella era hija de un cristiano
y él de un musulmán,
La inquisición lo ejecutó.
El Albaicín se estremeció,
y con su sueño ella murió.
Y ahora se buscan
cada uno en su propio cielo y no se ven.
¿Dónde estás? Mi amor, ¿dónde estás?
Sin ti no puedo morir.
Sin ti vagaré.
Y desde entonces le acompaña
una estrella que
desde el cielo cuida de él.
Si crees en Dios, crees en Alá,
sé tolerante y menos rezar.
Y acepta el credo
y la sexualidad del que no es igual.
Es mejor dejarte marchar.
Señor, ¿dónde está mi amor?, devuélvemela.
Señor, ¿dónde está?
Señor, ¿dónde está?
¡¡¡Señor!!!

lunes, 24 de noviembre de 2008

Distancia


Estoy aquí pero me siento lejos. No existe límite para la distancia, que no tiene que ser visual, ni táctil.
Puedo estar a tu lado y a la vez estar en lo más lejano. Puedo llegar a tocarte desde el infinito.
Las distancias humanas son extrañas, pues no son lo que parecen. Una distancia así se debe avisar. Una distancia de tal rareza es una distancia inumana, no es natural.
Lo que pienso cuando me vienen estas cosas a la cabeza es que estoy lejos, muy lejos... donde nadie puede verme, ni oírme, ni tocarme...
Eso, que para mí está tan lejos puede ser para tí o para otros el lugar más cercano en la Tierra, y puede que no esté en la Tierra, ni en el Universo. Puede ser simplemente un lugar irreal, un lugar mental, psicológico totálmente, que hechiza y hace sentirse como en casa.
O puede ocurrir lo contrario: que el lugar más cercano se haga un lugar diferente, nuevo, extraño.
Y estas cosas que pienso mientras escribo, estas palabras, no están aquí.
Y estas palabras que parecen estar en la pantalla... no sé si realmente están o si simplemente son fruto de mi imaginación haciendo de imagen, reflejándo algo que ha aparecido instantáneamente en mi memoria.
Me pregunto cómo serán los pensamientos, cuánta distancia habrá entre ellos.
Las distancias son tan lejanas y tan cercanas que dejan de distanciarse, pero dejan de unirse.
Esto que digo puede llegar a tener sentido, en un caso de unificación de distancias. En un Big Bang recesivo, en una atracción de todas las cosas del Universo de manera que todo quede en nada. Y que no halla distancias. Que no exista el vacío.
Este vacío que me llena, si es que vale la expresión.
Este vacío que día a día me aleja de la realidad creando una mayor distancia entre yo y el Mundo.
Creando una menor distancia entre yo y la Muerte.
Entre yo y la Espiral.

domingo, 23 de noviembre de 2008

Otra muerte más



Hoy ha muerto uno que era mi tío abuelo. Un hermano de mi abuelo.

Resulta que la muerte se me acerca desde mis antepasados.

Voy a morir.

Lo sé, y no me agobia ese pensamiento de que la muerte me acecha en cada esquina.

Sólo sé que he de acabar mi libro antes de que ella acabe conmigo o estaré muerto.

Porque si la escribo... en parte seguiré en este mundo.

Porque al morir, de tí se va lo que no se pueda quedar aquí, pero un libro... si un libro sobrevive, el que lo ha escrito está en él, al igual que el libro ha estado dentro del escritor.

Una parte del libro se va con el escritor y una parte del escritor se queda con el libro.

Así lo pensaba Unamuno y así lo pensamos muchos que sabemos que no hay nada más que morir.

Que no existe nada aquí, que no tiene sentido la vida, o que el sentido es inalcanzable.

Y mi bisabuelo, que murió el miércoles pasado, está aquí, conmigo, a mi lado; en un libro que escribió hace veinte años y que ha llegado a mis manos. Hay pocas copias, no se ha publicado, pero sé que mi bisabuelo vive en él. No físicamente, tampoco en forma de alma, pero sus pensamientos sí que permanecen en él.

Mi tío abuelo, que ha muerto hoy... creo que no ha escrito nada...
Ya no está, se siente, amigo.

sábado, 22 de noviembre de 2008

Incerteza

No sé...
Símplemente eso, no tengo certeza de nada.
Miles de sensaciones surgen en mi mente, se deslizan por mis adentros...
Y no distingo nada: ni el placer del dolor, ni el llanto y la risa, ni el amor y el odio... nada.
Estoy en el centro más extremo, en el interior más salido, pero a la vez me siento lo más fuera posible de dentro de mí mismo.
No me siento yo.
Me siento otro.
Me siento el otro, pero sin sentirme él.
No sé cómo me siento.
Es... una espiral de sentimientps sin sentido que llega hasta lo más lejos.
Hasta el infinito, con mirada al horizonte.
Hacia el horizonte...
No me puedo olvidar.

viernes, 21 de noviembre de 2008

En el cementerio


Lo incineraron.
Y ahora solo quedan cenizas.
Ya no es un cuerpo.
Ya no tiene forma.
Fue ayer, por la noche.
Y hoy...
Hoy ha sido el entierro.
En un "pequeño" cementerio.
Lo hemos enterrado al lado de sus antepasados.
Para que no esté solo.
¿Pero qué estoy diciendo?
Bueno, ya lo dejo por hoy.
Ha sido suficiente.

jueves, 20 de noviembre de 2008

Inmensidad


Tal vez no fue demasiado respetuoso en la entrada de ayer.

Tal vez no necesite serlo.

Sea lo que sea pido disculpas a quien se las tenga que pedir, pero mi bisabuelo está muerto, y eso no tiene cura.

Sea lo que sea la verdad, yo tengo un poco de razón. Murió, vale, ¿y qué?

Sí, que tengo (o debería) sentir pena por él, y todo eso. ¿Y qué consigo con eso?

Nada.

En la tierra hay 6,738,163,879 personas hoy en día, según wikipedia. Casi siete mil millones. Y ayer murieron muchos. ¿Por qué he de sentir algo más por un familiar cercano? ¿por el simple hecho de que yo descienda de él? No lo creo.

El ser humano o deja de ser una especie animal más. ¿Y las tortugas veneran la muerte de sus padres o madres? No. Ni las conocen.

Pues eso. No es más que uno más de todos esos que somos las personas. Que muera uno más o uno menos no va a cambiar el mundo.

Y no es faltar al respeto, es ser... lógico, ser... racional.

Y mañana es su entierro, al que voy a asistir.

miércoles, 19 de noviembre de 2008

Muerte



Hoy se ha llevado a mi bisabuelo. Somos uno menos en la familia. Si es que existe el Cielo, que él esté allí hoy. Rezo a todos los dioses por mi familia, especialmente por mi abuela, aunque sé que no me pueden escuchar.
D.E.P.

martes, 18 de noviembre de 2008

De vuelta

Vuelvo a escribir tras una temporada de reflexión. Una reflexión que me ha hecho pensar. Y tengo muchas dudas. Y ahora sé que no tiene ningún sentido. Que los vivos se mueren, que nos morimos. Tú vas a morir. Y yo. Pero, ¿y después? ¿Qué pasa después?
Estas preguntas me han dado que pensar, pero no son las únicas.
Estas preguntas pueden referirse a teorías, a creencias o a religiones, yo quiero respuestas seguras.
Yo quiero saber.
Y eso he aprendido. He aprendido a saber.
A saber que la vida no tiene sentido, que como empieza se acaba y ya. Nada más.
Tú naces porque tus padres hacen el amor y apareces tú. Es simplemente un hecho del instinto de supervivencia que tienen todos los animales, incluida le especie humana como animal biológico. Y como naces, creces, te reproduces y mueres.
Es el ciclo de la vida.
Pero entonces por qué éxisten las creencias. ¿Qué es eso del amor, la afectividad, el matrimonio? No son más que excusas para el sexo, ya no como obtención de placer, sino como instintinto de supervivencia de la especie.
Que no sirve de nada todo lo que hagamos. Que luego nos morimos y ya. Se acabó.
Y puede que te recuerden unos días, unos meses, años... Pero te has muerto. Te entierran, como si fueras basura. Te meten bajo tierra para no verte más, porque ya no sirves para nada, ya solo eres cosa, dejas de ser persona.
Pero eso no es lo único. ¿Y todo lo que has dicho, todo lo qua has sentido, lo que has vivido? Nada de eso queda. Ya no existen las palabras. No sirven. Es más, estas mismas palabras no tienen sentido. Yo me voy a morir y nadie me va a recordar. Puede que me recuerden, sí, pero luego ellos mueren. Los pensamientos no duran eternamente. Se mueren con nosotros. Desaparecen. Dejan de existir. Y ya. No valen para nada. No valemos para nada.
¿Y si somos alma? No. No puedo creer eso. Volvemos a lo de antes: son creencias, religiones.
Y sigo con mis dudas.

Sigo sin saber qué hago aquí,
sin saber por qué,
pues yo no elegí vivir
ni el futuro eligiré.
EDBS