viernes, 12 de diciembre de 2008

Atrapado


Me siento atrapado. Atrapado por una sociedad de la que nunca quise formar parte. Otro día más que me quedo encerrado en casa, no puedo evitarlo.

Quisiera salir y sentirme libre, pero es la sociedad la que me atrapa. Soy antisocial, no me puedo relacionar, no puedo.

Es una sensación de impotencia, tener que quedarse en casa porque fuera hay gente...

Porque fuera me pueden querer conocer. No tengo miedo a la gente, tengo miedo de amigos, tengo miedo de sociedad, de pertenecer a ella. De ser reconocido en ella.

Tengo miedo de entrar y no poder salir... pero, al parecer ya estoy dentro. Y yo no he querido entrar. A mí nadie me ha preguntado.

No me han dejado elegir si ser un ser social o no serlo. Quisiera ser un animal, uno que no viva en sociedad... una tortuga, o un tiburón.

Ser un ser social me hace estar atrapado. Mi antisocialidad no es problema mío, ni de los demás. No es un problema, es una simple cualidad.

Quiero salir, salir y estar solo, no tener miedo.

Me gustaría un día salir de casa y encontrar a todo el mundo muerto... No habría sociedad. Ni seres humanos.

Quisiera ser el viento y poder volar sin leyes, sin normas, sin que nadie me conozca, ser invisible.

Quisiera ser invisible, o ser tan pequeño que nadie pueda verme. Así no tendría problemas.

Creo que la sociedad debe tener algo bueno, pero no lo encuentro.

Si no fuera así, quizás si tuviera amigos de verdad... y amigas... o algún animal... Pero no. Sólo tengo una familia, unos compañeros de colegio, unos profesores y nada más.

Nada más que una espiral. Y todos ellos tienen el reflejo del mismo lugar: ¿Adivinas cuál?

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