miércoles, 28 de enero de 2009

Seguir mi camino


Recuerdo lo que mi madre me decía todas las noches antes de acostarme. Lo recuerdo y lo echo de menos. ¿Hace cuántos años ya no la veo? ¿Treinta? ¿Treinta y cinco? También recuerdo lo que yo siempre le contestaba. Me hace gracia que con tan poca edad ya pensara de esa manera.
"Hasta mañana si Dios quiere", decía ella. Yo siempre respondía lo mismo. "Hasta mañana si Dios quiere. Y si no quiere, me da igual". Y ese "me da igual era una especie de "que se joda". Que se joda porque sí que es hasta mañana, joder. Que no me voy a morir esta noche.
Esa mentalidad era una mentalidad infantil. Era una mentalidad egoísta. Era una mentalidad personal y personalizada, en la que lo único importante en el mundo era yo y lo mío. Resulta difícil creer que siga pensando así, pero es cierto. Soy un egoísta. Me importo yo. Paso de los demás. La sociedad me es indiferente. No me importa nadie. No me importas. Ni tú ni nadie.
Porque en la vida cada uno debe seguir su propio camino. Porque mis pies no pisan las huellas de nadie y nadie pisa mis pies. Porque cada uno debe ir a su bola. Porque debo seguir mi camino. Lo importante es la supervivencia. Sobrevivir es nuestro objetivo. No lo olvides.

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