jueves, 1 de enero de 2009

Feliz año nuevo

Feliz 2009. Me acuerdo de algo que pasó justo ayer hace unos años:

La puerta estaba abierta y una luz perlada goteaba de las grietas del techo. La encontré tendida en el suelo, sosteniendo todavía el libro entre las manos, con los labios envenenados de escarcha y la mirada abierta sobre el rostro blanco de hielo, una lágrima roja detenida sobre la mejilla y el viento que soplaba desde aquel ventanal abierto de par en par enterrándola en polvo de nieve. Dejé el collar sobre su pecho y hui de vuelta a la calle, a confundirme con los muros de la ciudad y a esconderme en sus silencios, rehuyendo mi reflejo en los escaparates por temor a encontrarme con un extraño.

Poco después, acallando las campanas de Año Nuevo, se escucharon de nuevo las sirenas y un enjambre de ángeles negros se extendió sobre el cielo escarlata de Madrid, desplomando columnas de bombas que nunca se verían tocar el suelo.

Sacado (más o menos) del relato corto "Alicia al alba" de Carlos Ruiz Zafón, y modificado en las partes que he creído conveniente.

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