martes, 14 de abril de 2009

Soneto 1

No recuerdo cómo empezó todo esto
ni la oscura noche en la selva oscura
ni la herida en el pecho que no cura
ni la cara de miedo ni del resto.

He olvidado ya que no soy modesto
y que miento siempre por mi locura,
que la vida es un vaso de sangre dura.
Esa sonrisa fue su último gesto.

De sus ojos las lágrimas brotaban
rojas, sangrantes, buscando esperanzas
que se perdían y se incineraban.

Y lloraba su alma esas venganzas,
que siempre quiso ver cómo actuaban,
mientras el fuego clavaba sus lanzas.
.
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ED-BS

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