jueves, 30 de abril de 2009

Puesta de sol


En un momento que puede tornarse eterno puedes contemplar todo lo que has vivido. Es en ese momento en el que te replanteas tu vida y cambias tu parecer. A mí no me ha pasado aún y espero que no me pase nunca. Quiero ser como soy; no quiero cambiar. Y aunque en el cielo aparezcan ángeles cantando la llegada del señor... No debo pensar. Eso no va a pasar. Y, además, ¿a qué viene esto? Yo sólo iba a escribir una descripción de un paisaje. O de una situación.

El cielo estaba teñido de sangre y algunas nubes grises se pincelaban aquí y allá mientras el sol, ese gran astro brillante y lumínico, se escondía lentamente tras el horizonte, línea siempre inalcanzable y tan deseada siempre por todos. No podía ser mejor. Era una estampa para enmarcar.
El fotógrafo guardó su cámara en la riñonera y volvió la mirada al cielo. Se quedó contemplando la puesta de sol hasta que el astro se hubo escondido por completo.

martes, 28 de abril de 2009

Soneto 4

"Se convierte todo en una obsesión
intentando combatir el horror".
Él sigue sin recordar la agresión.
No la recuerda, ya no vive, no.

Murió en combate, por el corazón
que le dió un infarto, mas no avisó.
Era de noche, oscura, ya sin voz,
donde ni los árboles tapan sol.

No sé quién soy ni quién he sido nunca
pero mi alma se extiende a lo largo del
cielo y recorre todo el firmamento.

Sólo me sale ahora una pregunta:
¿Soy yo el negado o el que niega amor?
Lo ignoro. Si me lo puedes decir... 

ED-BS

lunes, 27 de abril de 2009

Donde está mi alma


En el interior de una cueva, en lo más oscuro de la montaña, allí arriba, a lo lejos, donde ni los mejores alpinistas ni los animales más feroces pueden llegar, allí donde la niebla lo cubre todo, en el rincón más oscuro de la cueva más pequeña y más escondida, allí está mi alma.
Se esconde de las fieras, se alimenta de la soledad y oscuridad, pues ni los más pequeños insectos la acompañan ni una brizna de algún rayo de sol puede llegar a acercarse a ella.
Allí, donde está mi alma, es donde yo quisiera estar. Permanecer allí para siempre sería lo mejor que me pudiera pasar.

domingo, 26 de abril de 2009

Respuestas

Hoy no sé qué escribir. Es la una y veinte de la madrugada. Estoy sobrio. He bebido, pero no lo suficiente. De todas formas, ¿de qué sirve beber?
No he de responder, puesto que no existen respuestas. Las repuestas no son más que pensamientos y, muchas veces, no es conveniente decir lo que uno piensa.
Hoy ha sido un gran día, he disfrutado.
Hoy me he sentido bien, me he sentido libre.
Me ha gustado.
Te doy las gracias, aunque sé que nunca vas a leer esto.
Da igual lo que pienses, todo es mentira. No respondas, las respuestas no son válidas en este mundo.
Me gustan las galletas.

miércoles, 22 de abril de 2009

Soneto 3



Las estrellas en el cielo brillaban
mientras aquí, entre la tierra y el agua,
las ninfas con las sirenas lloraban
y las veletas en la noche ardua.

En el cielo la luna no brillaba,
mientras allí bajaba mi piragua,
navegaba, en el mar navegaba
recordando al arbol, a la zagua.

Su mirada insistió en mirarme suave
y sus manos mi cara acariciaron.
El susurro de las olas se acuerda.

De repente su mirada era grave,
sus manos de mi cara se alejaron.
El susurro de las olas recuerda.

ED-BS

domingo, 19 de abril de 2009

El intento

El camino era largo, muy largo. Grandes árboles se abrían a sus pasos, a ambos lados. Laderas de abedules, olmos, bosques de pinos... Los árboles parecían mirarla mientras corría entre ellos, como burlándose de ella. 
¿Qué hacía allí? Esa era una buena pregunta. Sólo intentaba escapar. Ya no importaba el gran pájaro que le había guiado, ya no existía, ahora estaba muerto. Ya no importaba que su amigo hubiera desaparecido, siendo arrastrado por entre las matas, como por una fuerza sobrenatural. Ya nada tenía importancia más que ella. Sólo debía salir de ahí. 
Lo intentaba, pero cada paso que daba sólo hacía que se cansara más. No era una chica muy atlética... Nunca había corrido o hecho algún tipo de ejercicio por voluntad propia. Y hasta suspendía la educación física en el colegio. Ahora, en un intento de salir, agotaba todas sus energías. Su fuerza, y con ella su voluntad, se iban evaporando.
Su pelo se le pegaba a la frente por el sudor...
No podía estar pasando, no debía haber llegado hasta tal extremo. Pero ya era demasiado tarde. Y el pájaro estaba muerto. Y su amigo había desaparecido.
Quería estar en su casa, dándose una ducha o leyendo un libro. Prefería incluso estar estudiando. Pero no, estaba en mitad de la nada, en una pesadilla real, en el infierno de su vida, en las páginas de un oscuro libro del que nunca podría salir.
Pero moriría en el intento.
No podía rendirse. Nunca lo hacía. Rendirse era como morir, pero viendo cómo el resto de almas se ríen de ti. Rendirse no era la solución. Debía escapar. Por lo menos intentarlo.
El camino seguía siendo el mismo, todo rodeado de altos ramajes, árboles sin sombra que se extendían a lo largo y ancho de los que sus ojos podían distinguir.
Ya no podía más. No podía salir. Ya era su hora.
Sintió cómo sus piernas perdían fuerza, cómo su cuerpo caía cuan largo era sobre un montón de hojas que amortiguaron la caída. Respiró. Notó su sangre en la boca. Pudo saborearla por última vez. Lo había intentado. Eso era lo importante.
Había muerto en el intento.

sábado, 18 de abril de 2009

Soneto 2

En un intento de escribir poesía,
mente en blanco frente al ordenador,
la noche es corta, oscura, muy fría
aun estando cerca del radiador.

Sabía que pronto enloquecería
que era para su alma devorador,
que la risa que recordaba un día
sería un sonido enloquecedor.

La noche quiso hacer su aparición
en el momento menos deseado:
la luna no se había arreglado.

El sol volvió a cambiar de dirección
hacia el este se había encaminado:
una noche con cielo iluminado.

ED-BS

martes, 14 de abril de 2009

Soneto 1

No recuerdo cómo empezó todo esto
ni la oscura noche en la selva oscura
ni la herida en el pecho que no cura
ni la cara de miedo ni del resto.

He olvidado ya que no soy modesto
y que miento siempre por mi locura,
que la vida es un vaso de sangre dura.
Esa sonrisa fue su último gesto.

De sus ojos las lágrimas brotaban
rojas, sangrantes, buscando esperanzas
que se perdían y se incineraban.

Y lloraba su alma esas venganzas,
que siempre quiso ver cómo actuaban,
mientras el fuego clavaba sus lanzas.
.
.
ED-BS

domingo, 12 de abril de 2009

Pienso en música


Pienso en música. Pienso en palabras. Pienso en la orilla del mar. Pienso en la brisa. Pienso en literatura.
Pienso en una obra maestra, en una novela escrita en prosa para ser leída en verso. Una novela real, una novela de terror, una lectura incesante, una noche y muchas muertes.
Mi libro será así, al menos así lo imagino. Es un proyecto en construcción, un legado al que dejar mi vida. No creo que deba contar qué narra, pues yo mismo lo desconozco. Ríos de tinta y de sangre, escritos sin sentido que fluyen por agua y viento. No sé. No llevo ni cien páginas.
Pensé en un principio que era fácil comenzar un proyecto como este. Terminarlo es lo más difícil.
El cielo se cierra a mi paso y quiero volar, las alas se derriten, las ilusiones desaparecen y caigo, caigo para siempre en una espiral eterna de giros incesantes, donde la vida no deja de ser lo que es en la vida real. No es un sueño. Ya no es un sueño, es una realidad que se va formando por un lado y destruyéndose a su paso por el otro, a mayor velocidad. Todo se derrumba, la vida se destruye, llega la muerte, la desesperación, el final...
Sigo pensando en música, es lo único que me calma.
Voy a tener otra guitarra. Una Epiphone Les Paul de segunda mano.
Pienso en música y en literatura.
Mi libro no llega a tener cien páginas. Es como una pelusa debajo de la cama, cerca de la pared, en la esquina, donde nadie puede encontrarla pero que aún así ensucia la habitación. Es un deseo en construcción que destruye al resto de deseos. Es un sueño despierto. Es una espiral hacia el Infierno.

sábado, 4 de abril de 2009

¿Cambios?

Parecerá que he cambiado. Ya no visto de negro. Son cosas de la familia, a mi madre no le gusta que vista de negro. Pero no he cambiado, sigo siendo el mismo de siempre, el que escucha black metal y al que le gusta escribir. 
No he cambiado; ha cambiado mi forma de vestir. Y no ppor voluntad propia. Cuando me emancipe de mi familia ya me vistiré como quiera. No tendré a nadie detrás. O sí. No lo sé.
El caso es que todo es un sueño. Que el loco poeta que me sueña quiere que ya no vista de negro.
La vida es sueño y los sueños, sueños son.