sábado, 3 de octubre de 2009

Discoteca

"¿Qué cojones?" me pregunto ahora mismo. Hoy he ido por primera vez (es vergonzoso admitirlo) a una discoteca. Era bastante aproximado a lo que me imaginaba. Música (si es que se le puede llamar así a eso, pues yo prefiero el metal) a todo volumen, mogollón de gente apelotonada, algunos sofás para sentarse, barras para los refrescos...
Bien, no sé cómo serán otras discotecas pero, si he de ser sincero, no puedo decir que ésta me haya disgustado. En cierto modo he ido con la idea de que no me iba a gustar (extraña mentalidad, tal vez un poco perversa), pero, para mi sorpresa, ha sido una buena experiencia que, seguro, se va a repetir, si no todas las semanas, por lo menos una vez al mes.
En mi opinión (que no es más que la absurda opinión de un loco) la gente que va a las discotecas... debe aburrirse bastante cuando sale con sus amigos. No es por nada en especial, solo que yo creo que tampoco ha sido mucho más divertido que salir como siempre. Aunque, es cierto, es una experiencia diferente.
Si tuviera que dar una nota a la discoteca, le pondría un seis y medio, tal vez un siete raspado. Eso no significa nada malo, desde luego, pero implica que no es del todo espléndido. No lo es por varias razones. Una de ellas es que no me ha parecido un lugar muy cómodo. Demasiada gente en tan poco espacio puede llegar a hacerse frustrante. En segundo lugar, la música, que ya he mencionado antes. Otro defecto... tal vez sea la gente. Aunque eso puede variar según la discoteca a la que vayas. Por último, destacaría como inconveniente el hecho de que no vendan alcohol (debido a que he ido a dicha discoteca en el horario light).
Algo que me ha gustado es, por ejemplo, el hecho de que no se permita fumar en el interior. Personalmente, el olor y el humo que desprenden los cigarrillos me molesta en gran manera. Por lo tanto, que esté prohibido fumar me ha parecido bastante bien (aunque no a un par de amigos míos, a quienes han echado tras pillarles fumando a hurtadillas en el baño).
¿Qué más decir? Nada, en general todo está dicho.
"¿Qué cojones?". La pregunta vuelve a mi mente y he hace sonreír. ¿Qué cojones?
¿Qué cojones?

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