jueves, 30 de abril de 2009

Puesta de sol


En un momento que puede tornarse eterno puedes contemplar todo lo que has vivido. Es en ese momento en el que te replanteas tu vida y cambias tu parecer. A mí no me ha pasado aún y espero que no me pase nunca. Quiero ser como soy; no quiero cambiar. Y aunque en el cielo aparezcan ángeles cantando la llegada del señor... No debo pensar. Eso no va a pasar. Y, además, ¿a qué viene esto? Yo sólo iba a escribir una descripción de un paisaje. O de una situación.

El cielo estaba teñido de sangre y algunas nubes grises se pincelaban aquí y allá mientras el sol, ese gran astro brillante y lumínico, se escondía lentamente tras el horizonte, línea siempre inalcanzable y tan deseada siempre por todos. No podía ser mejor. Era una estampa para enmarcar.
El fotógrafo guardó su cámara en la riñonera y volvió la mirada al cielo. Se quedó contemplando la puesta de sol hasta que el astro se hubo escondido por completo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario