
En un momento que puede tornarse eterno puedes contemplar todo lo que has vivido. Es en ese momento en el que te replanteas tu vida y cambias tu parecer. A mí no me ha pasado aún y espero que no me pase nunca. Quiero ser como soy; no quiero cambiar. Y aunque en el cielo aparezcan ángeles cantando la llegada del señor... No debo pensar. Eso no va a pasar. Y, además, ¿a qué viene esto? Yo sólo iba a escribir una descripción de un paisaje. O de una situación.
El cielo estaba teñido de sangre y algunas nubes grises se pincelaban aquí y allá mientras el sol, ese gran astro brillante y lumínico, se escondía lentamente tras el horizonte, línea siempre inalcanzable y tan deseada siempre por todos. No podía ser mejor. Era una estampa para enmarcar.
El fotógrafo guardó su cámara en la riñonera y volvió la mirada al cielo. Se quedó contemplando la puesta de sol hasta que el astro se hubo escondido por completo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario