lunes, 8 de junio de 2009

La hermana


Se despertó sobresaltado. Había sido otra vez la misma pesadilla, la misma visión en la que recordaba cómo su pequeña hermana se hundía en el fondo del lago para siempre. Esa imagen que le recordaba aquella noche de fiesta de unos años atrás. Esa imagen que le alentaba y le hacía pensar que no debía seguir viviendo. Su hermana hundiéndose en el lago para siempre. Hundiéndose por su culpa. Él tenía la culpa. Él la había seguido hasta la orilla persiguiéndola mientras jugaban. Y él era el culpable de la catástrofe que recordaba todas las noches.
Ya no aguantaba más. No podía seguir viviendo así, atormentandose por la muerte de su hermana pequeña, la persona a la que más había querido desde la muerte de su madre.
Se levantó de la cama y se dirigió a la ventana. La noche era oscura y cerrada. Seguramente había estado lloviendo, pero ahora sólo el viento era quien podía ver qué era lo que hacía. Abrió la ventana, subió uno de los pies, luego el otro y... saltó.
El camino hacia el suelo fue largo, lento, como a cámara lenta. Los latidos del corazón se oían más que el viento pasando a gran velocidad por sus orejas. En un momento se arrepintió de haberse dejado caer; pero ya era demasiado tarde.
Cuando sus piernas tocaron el suelo su mente dejó de funcionar y murió para estar junto a su hermana. Para siempre.

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