jueves, 22 de julio de 2010

Recuerdos

Noche abierta de verano. Agradable brisa. Luna llena, blanca. Rumor de los árboles, que se mueven al son del viento, bailando una sinfonía mágica que sólo ellos son capaces de percibir como tal. Unidad en el ambiente. Disfrute, gozo... cansancio, fatiga de tanto reír. Alegría; sutil, pero alegre, al fin y al cabo. No son carcajadas, son sonrisas que fluyen en el viento. No son más que restos de lo que fueron miradas, sueños...
En una noche así, con el viento rozándome la cara, acariciándome, sólo se me ocurre pensar en una persona. No es que deba hacerlo, pues de hecho, ni siquiera quiero pensar en ella, pero la situación me obliga. Creo que estoy destinado a vivir con esto para siempre. Será mi tortura por hacer lo que hice. Y por hacerlo mal. De haber salido bien, no estaría escribiendo esto. De haber salido bien todo sería muy diferente.
No importa cuándo o cómo, pero el caso es que todos estamos destinados a enamorarnos alguna vez, aunque sea de la persona equivocada. Toda persona se enamora por primera vez, o al menos a eso estamos destinados. Cruel destino, ¿qué tenías contra mí? Mas, sin embargo, tal vez no sea tan malo recordar por siempre el primer amor. Ahora me sienta... extraño, pues no estoy enamorado, pero posiblemente, cuando lo esté de nuevo, pensar en el primero, y en el consiguiente fracaso, me haga intentar conseguir algo más y algo mejor. Ya no sería lo mismo, y eso es justamente lo que debiera ser: un segundo amor, que se convierta en un futuro en uno más de un gran cajón de amores perdidos. O de amores imprudentes.
Es de noche, la brisa entra por la ventana. Los recuerdos vienen a mi cabeza como un torrente de ideas pasadas. Un vaso... ¿Qué he hecho yo para recordar esto? Pero antes, una obra de teatro. Creo recordar que me gustaba el nombre de la protagonista. Era celestial, por así decirlo; como el de aquella que me acompañaba. Creo que los recuerdos me están jugando una mala pasada, ¿no te parece? Aunque, la verdad, para hacer publicidad al propio nombre del blog, esto no es más que un relato de un loco. Porque me temo que estoy loco.
Pronto cumpliré los dieciocho. ¿Qué me deparará el futuro? ¿Amores? ¿Desamores? Eso sería genial. Creo que voy a leer más de Gustavo Martín Garzo. La verdad es que esos dos libros que leí me gustaron bastante.

lunes, 5 de julio de 2010

Poema a los cambios

Cambiar es cosa de valientes,
algo que nunca es fácil de hacer,
muchas veces puede que lo intentes,
buscando siempre el mejor parecer,
intentando cambiar para mejor, siempre,
olvidando los fallos al cambiar cada vez,
sin miedo a los peligros que puedas tener.

Actúa siempre de manera sabia
para que al cambiar, lo hagas para bien,
empieza con cuidado, no lo hagas con rabia,
abre tu mente, no pienses, solo cambia,
si no sabes cómo, cuenta hasta cien,
ponte a pensar qué quieres ser,
así acabarás siendo quien quieres.

El cuento que debes contar no lo sueñes,
trabaja antes con tu propio cambio,
no mientas más, ya no lo intentes,
es bueno saber qué es lo malo que tienes,
y libre serás si encuentras tu sitio,
a donde vas, te lleva el destino,
tus pies te guían hacia tu propia suerte.