miércoles, 31 de diciembre de 2008

Memorias de Olad


Había una vez un mundo en el que no había nada que separara el Cielo del Infierno, un mundo en el que el final del uno era el comienzo del otro y donde seres como tú aún no existían. Nadie sabe nada de ese mundo, no hay ningún tipo de fuentes que traten de él ni ninguna ciencia que lo estudie, así que esta es la primera vez que se os comunica su existencia. Ahora yo soy el Único que queda de lo que fue ese mundo y pronto ya no quedará nadie. Ese es el motivo por el cual escribo por primera vez de Olad, mi querido y olvidado secreto.
Al principio el Olad reinaba la paz, pues no había nada y el vacío lo inundaba todo. No existían la Luz ni la Oscuridad, la nada lo era todo y todo era nada. No intentaré describirla, pues no quiero errar como otros lo han hecho afirmando que era desoladora. Simplemente existía la nada o, mejor dicho, no existía nada.
Mucho tiempo después, por un motivo inexplicable apareció un conjunto de fuerzas que, interactuando entre sí, formaron el Caos. Y con el Caos apareció la Destrucción. Y la Destrucción fue acompañada de su hermana, la Creación, y así empezó todo. Tuvo lugar la Creación de Olad, un sinfín de sucesos que provocaron, varios milenios más tarde, el retroceso y la Destrucción.
No hay datos escritos que relaten la Creación de Olad, pero basándome en historias que se contaban cuando aún existía Olad, voy a recopilar los posibles hechos creando un posible principio creíble.
Cuentan antiguas historias que en Olad aparecieron antes los ángeles que los Demonios, que los demonios surgieron de un primer Ángel Oscuro. Yo soy descendiente directo de Él, al que todo el mundo conocía como Zaíd, pero no voy a escribir sus memorias, de eso ya se encargó Él, lo que pretendo es explicaros cómo se creó Olad.
No se podría decir que en Olad hubiera vida, pues no había muerte. Sólo se puede hablar de vida cuando se puede hablar, no de la falta de ella, si no de la pérdida de ella misma.
Pues bien, tras esos sucesos que he llamado Creación aparecieron las dos partes de Olad, el Cielo y el Infierno. Después, debido a las interacciones entre las fuerzas de Olad, se formó la primera criatura, un ser diminuto e indefenso que fue lo que fuimos todos los habitantes de Olad. Me explico. Ese primer individuo empezó a crecer y se dividió en dos. Y cada uno creció y se dividió en otros dos, y, así, se formaron miles de seres como el primero y que, como él, también ellos se dividían en dos.
Todos ellos vivían en la parte del Cielo, y lo hacían en paz y armonía. Pero en una de esas divisiones un fallo genético debido a la no separación de un cromosoma en la división de uno de esos individuos dio lugar a un ser diferente a los demás. Al contrario que el resto, este ser no tenía la piel blanca ni las alas de plumas ni del mismo color. Su piel era roja, sus alas, más grandes de lo normal, no estaban formadas por plumas, sino que eran de escamas negras y de su cabeza emergían dos negros cuernos. Además tenía una cola del color de su piel que nacía al final de su espalda y acababa en forma de flecha.
Ese primer Demonio fue desterrado al Infierno junto con la otra criatura de esa división. Y resultó que en el Infierno no se podían dividir, iban a vivir sin descendencia y solos los dos hermanos. Pero a Zaíd se le ocurrió una idea: al ver que los cuerpos de Él y de su hermano eran diferentes pensó que esas diferencias debían tener alguna razón y decidió unirlos uniendo así los cuerpos suyo y de su hermano. Les pareció a ambos satisfactorio, pues Zaíd, al penetrar su órgano alargado dentro del orificio de su, digamos ya, hermana, sentía placer y ella, al ser penetrada sentía un placer más intenso aún que el de Zaíd. Sólo probaron esta técnica una vez porque, aun siendo gozosa, no obtuvieron resultados inmediatos, como esperaban. Mas fue a lo largo de los siguientes nueve meses cuando notaron algo extraño. El cuerpo del ángel (pues la hermana de Zaíd no tenía las mismas características que Él) había ido aumentando de tamaño y, al noveno mes, ésta empezó a expulsar por su orificio a una nueva criatura.
Con ellos dos comenzó lo que desde entonces fue (y sigue siendo) la forma más habitual para obtener descendencia. Desde entonces se diferenció a las dos criaturas participantes en este acto como macho y hembra, siendo macho el que penetraba y hembra el penetrado. Apareció también el género femenino.
Zaíd decidió dar nombre a su acompañante y a su descendiente. A ella la llamó Lilith, a su descendiente, Lucifer. A él mismo se llamó Zaíd. (Esta historia continúa...)

martes, 30 de diciembre de 2008


Me estoy comiendo una manzana mientras escucho un cover de Only for the Weak, de In Flames, que he encontrado en youtube. La manzana es roja... bueno, era, ahora solo lo es por los bordes, el resto es de un amarillo verdoso y blanquecino u otro color que signifique lo mismo.
Escribo con una sola mano porque en la otra tengo la mazana a la que doy mordiscos de vez en cuando (ahora) y se va acabando por momentos...
Ya he terminado la manzana y la he tirado a la basura de la cocina. Y se está acabando la canción.
Bueno, no sé qué contar...
¿Has visto la foto que he puesto encima? Mola, ¿no?
Pues yo creo que es muy buena para reflejar cómo me siento ahora mismo. Me siento como un bebé, pero un bebé con ojos de adulto. Siento que conozco todo lo que veo, pero que no llego a reconocerlo. Y estoy asustado como lo está el de la foto. Asustado por tantas cosas que no las voy a escribir porque me pasaría horas y horas pensando. Estoy asustado y confuso, pero me siento roto. Roto por dentro, como la canción esa. Estoy todo roto por dentro. (No sé nada más). Pues así es como me siento, roto por dentro, agrietado como la tierra tras una larga temporada de sequía, la tierra que se returce sobre sí misma intentando sacar la poca agua que le queda dentro de su arena esponjosa, agrietándose más y más, desfigurándose, secándose...
Estoy seco. Y no físicamente, pues todavía tengo el gustillo de la manzana en la boca, sino que me siento seco de algún otro modo. Un modo que no sé cómo explicar pero que supongo que sabes a lo que me refiero y espero que sepas qué es lo que siento.
También tengp frío, y me tapo con mi manta. Tengo frío de esta sociedad, frío de la gente, de la que me tapo para cubrir mis ideas. No quiero que me acribillen a ideas. Que si el socialismo, que si el cristianismo... Ninguna de las dos me parecen bien. Ni esas, ni ninguna de las otras. Solo me parece bien mi forma de vida, que no se puede explicar, sólo se puede vivir.
Y sigo siendo un bebé, y sigo estando asustado, sigo teniendo grandes ojos de adulto, sigo estando roto y seco por dentro, y sigo teniendo frío de la sociedad; pero estoy aquí.
Y sé que no existo.
Sé que no existo.
Que no existo.
No existo.
Noexisto.
¿Existo?
No.
Ni
.

sábado, 27 de diciembre de 2008

Sensaciones


A veces pienso que todo lo que me rodea no son más que sensaciones que viven en el mundo de las ideas en el que antiguos filósofos creían.

A veces pienso que sería mejor un mundo así, un mundo en el que sólo los sentidos sirvieran, un mundo en el que la locura (en todos los sentidos) no estuviera mal vista y en el que los que mandasen fueran igual que los demás. O donde no mandase nadie, pero no al estilo anarquista, al estilo pacifista de Jesucristo, más o menos, pero sin la existencia de Dios.

Un mundo en el que todo estuviera regido por los sentidos y que lo ciñeran todo en el sentido más amplio de la palabra.

Donde los hombres y las mujeres fueran igual de respetados, como todo. Donde no hubiera diferenciación de raza, ni de género... donde fueran bien vistos los homosexuales, los bisexuales, los zoofílicos...

Porque en ese mundo importaría, probablemente, lo que nosotros conocemos por amor; eso que sabemos que no existe. Donde importara, no donde existiera.

Donde no hubiera vergüenza, y por lo tanto la gente fuera desnuda por la calle; donde no hubiera diferencias entre los que la tienen grande o pequeña, ni entre las que tienen tetas grandes y las que las tinen flácidas.

Sería un mundo ideal, el mundo de las ideas.
¡Qué buena idea!

viernes, 26 de diciembre de 2008

Velocidad temporal


Sigo pensando en el tiempo, y es que los días pasan a una velocidad vertiginosa, como si tardara un día completo en pulsar cada tecla de este pequeño ordenador.

Y cada día me parece todo más lejano, cada día estoy más ausente y mis sentidos funcionan peor... Bueno, no todos; el oído sigue funcionando a la perfección. Suena Cradle of Filth, Beneath the howling stars. Bajo las estrellas que aúllan. Aúllan llamándonos a todos.

No sé qué es lo que me pasa cada día. No sé qué siento, pero creo que amaina a medida que pasan las vacaciones. Creo que es mejor así, que no debería continuar acudiendo a clase...

Ahora suena Bathory Aria, y me hace pensar de nuevo al son de los acordes, que suenan como violones. Ahora suena la batería, la guitarra...

Ojalá algún día yo sepa tocar así, con esa ligereza, con esa velocidad...

Eso es lo que me falla: la velocidad. Y no sólo en tocar la guitarra, sino en todo. Todo...
En pensar, en vivir, en disfrutar...

No sé cómo hacer para que el tiempo sea más lento pero la velocidad del tiempo me sigue acechando, me vacila, me hace temblar.

Es incoherente que intente ser más rápido que él pero, a veces, no está de más hacer alguna estupidez. Como tentar al Diablo haciendo o imitando hacer espiritismo. A veces hacer el tonto es hacer lo que más se puede parecer a uno mismo. A veces no tengo tiempo para pensar lo que hago; a veces el tiempo es más que suficiente para pensar, pero no es ni lo necesario para actuar.

Y así es cómo mi vida se va a la mierda, cómo tiro las cosas por la borda, sin saber que son cosas útiles, porque no hay tiempo para pensarselo, porque mi barco ha encallado y hay que vaciarlo...

Bathory Aria ahora suena más tranquila, invitándome a continuar escribiendo...
Pero no creo que merezca la pena, sé que nadie lee estas palabras.
Si tú eres alguien, hazme saber que has leido esto; necesito saberlo.
Y alguien ya sabe quién es.

jueves, 25 de diciembre de 2008

Demasiado rápido


La utilidad de la vida es dificil de encontrar. El camino es largo y los pies son débiles. Mi entendimiento no llega a superar al de un delfín, pero de todas formas sigo aquí, luchando por mi existencia, día tras día. Y los días se convierten en semanas, las semanas en meses y los meses en años. Y no da tiempo a hacer nada. No da tiempo...
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Todo pasa tan deprisa, todo trascurre tan rápido... Quisiera parar el tiempo, quiero parar el tiempo, ser así para siempre, no crecer más. Porque veo que mi juventud pasará en un abrir y cerrar de ojos, porque me sentiré adulto durante un sólo segundo de mi existencia y ya seré anciano. Porque la ancianidad me llama cuando aún soy un adolescente.
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No me siento lo suficientemente maduro, no quiero crecer, porque al ser mayor se tienen tantas responsabilidades... No quiero tener que elegir una carrera, no quiero tener que buscar un trabajo, no quiero que todo sea tan fugaz como ahora lo es.
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Y no consigo inspirarme. Cuando escribo, las horas pasan efímeras, corroyendo mi alma y dejándome seco, seco de inspiración. Las horas pasan velozmente y no he escrito ni media cara. Y se hace incesante el sonido del reloj sonando cada hora. Hora tras hora, como avisándome de que se me acaba el tiempo.
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Pero no se acaba el tiempo, el tiempo fluye y yo fluyo con él. Como tú y como todos. Todos fluimos con el tiempo, pero un día nos quedamos enganchados a un clavito que había en la pared y el tiempo se va sin nosotros. Y en ese momento morimos.
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Y yo siento como que ese clavito me está buscando, que me acecha y me quiere ya.
Mi clavito es tan avaricioso...
Y no espera...
No me va a esperar, va a venir a buscarme.
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Espero que todo lo que he escrito cambie tu vida y tu persona. Que ya no seas tú como siempre tú has sido, que seas la faceta de tí más diferente a tí que nunca haya existido.
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Por cierto, hoy es Navidad. Feliz Navidad, aunque solo sea una fiesta sin motivo ni importancia. No como la fiesta del nacimiento de Jesús sino como fiesta de... ¡yo qué sé!... de vacaciones.

Navidad

Feliz Navidad.

miércoles, 24 de diciembre de 2008

¿Casualidad?


Hoy es 24 de diciembre de 2008. Y me he parado a pensar.
24: 2+4=6 (dos más cuatro igual a seis)
Diciembre es el mes doce: 12: 12/2=6 (doce entre dos igual a seis)
2008: 8-0-0-2=6 (ocho menos cero, menos cero y menos dos igual a seis)
Resultado: 666
Hoy es el dia de la bestia. El dia en que se celebra la Navidad. ¿Casualidad?
Juzgalo tú.

martes, 23 de diciembre de 2008

Intención


Lo he estado intentando pero no lo consigo. Y lo sigo intentando, lo estoy intentando ahora mismo, pero no puedo, no lo consigo, es imposible.
Y dicen que la intención es lo que cuenta, que lo importante es participar...
No. No puede ser verdad, aquí lo importante no es intentarlo. Es conseguirlo. Lograrlo o morir.
Llevo setenta y dos días encerrado, desde que me desperté, así que puede que lleve más días en lo que haya permanecido dormido. Llevo setenta y dos días, días completos que he ido contando desde que llegué, intentando salir de este infierno. Pero es imposible.
Y no me muero, no consigo morir...
Setenta y dos días sin comer, sin beber, ni mear, ni cagar. Creo que hay días enteros en los que no respiro, que no lo necesito.
Y lo importante es la intención, que la intención es lo que cuenta.
¡Quiero salir!
Quiero, pero no puedo.
¡Quiero morir!
Quiero, pero no puedo.
No muero, no encuentro salida... pero lo intento.
He intentado matarme de miles de maneras, pero es imposible. ¿Estaré ya muerto?
No. Imposible. No me dolería. Y me duele. Me duele mucho, pero no puedo hacer nada...
Más o menos controlo el dolor. A veces me olvido de él...
No quiero que me duela...
No quiero estar aquí...
No quiero seguir vivo...
A veces intento golpearme con las paredes, pero no hay paredes. A veces intento huir, correr, pero no puedo. Estoy amarrado con cadenas invisibles.
Invisible chains...
No las puedo ver, y lo intento.
No puedo chocar con esas paredes inexistentes.
Nonexistent walls...
No puedo librarme y liberarme de este dolor intenso.
Acute pain...
Y no puedo parar de llorar de dolor.
Crying of pain...

domingo, 21 de diciembre de 2008

Volando


Volando en un cielo de dolor, embriagado por el sufrimiento de estar aquí y no querer, inundado de melancolía, ayudando a mi alma a suicidarse lanzándose a una espiral interminable de llanto y desesperación, evitando que las mentiras de otros procuren que mi alma se salve, evitando que exista otra vida después de esta que no es más que un paso, deslizándome entre las sombras de la realidad, alzándome sobre el mar, visitando tu guarida, inventado nuevos mundos ya existentes, liberándome, creándome, existiendo e insistiendo en hacerlo...
.
No es un poema gótico, no es una forma de vida ni un modo de creer, no es una razón ni el sueño de un loco, no es nada más que un sentimiento: ¿amor?, ¿odio?, ¿ambos?...
.
Dudo en la duda de la existencia de estos sentimientos que con certeza sé que hay en mí. Intento crear un sentimiento que aúna las verdades y mentiras de los otros dos. Y no lo encuentro. No sé entonces cómo me siento, pero no me importa. ¿Es acaso posible saber si hay algo más que cerebro dentro de nuestro interior? ¿Saber que existe un alma, un espíritu, una fuerza?
.
No, no es posible, pero ¿entonces por qué creer? ¿Por dar ideas?, ¿por imaginar un mundo feliz, donde no halla muerte y donde todo sea perfercto? No. No merece la pena intentarlo, no merece la pena insistir. Simplemente somos vida haste que morimos. "Los seres vivos nacen, crecen, se reproducen y mueren" creo haber estudiado en primaria. Pues eso: ¡a reproducirse y menos hablar! Que si luego no hay nada detrás del telón nos desesperamos.
.
Nunca pensé que escribiría estas palabras. ¿Has pensado tú alguna vez que las leerías?

sábado, 20 de diciembre de 2008

Indiferente


Así es como me siento. Indiferente ante todo, indiferente ante el mundo. Si llueve, pues que llueva, si hace sol, pues que lo haga, si nieva, pues que nieve.
Y lo mismo me pasa con las personas, con las cosas... Si alguien ha hecho nosequé, vale, bien por él/ella; si ha ganado nosequé equipo, vale ¿y qué?, si han muerto nosecuántos mil personas en nosequé atentado en la otra punta del mundo, vale...
No me importa, no me siento capacitado para cambiar el mundo, no necesito saber nada sobre nada ni nadie, no me importa.
No es que no quiera saber, es que... ¿para qué saber?
No es que no me importe, es que... ¡qué más da algo o nada, si al final me voy a morir?
¿Qué más da, si me voy a ir?
¿Qué más te da, si te vas a ir?
Te vas a morir...
Y yo. Yo también.
Todos. Así que...
¿Por qué no voy a estar indiferente?
Es inenarrable porque se entiende desde antes del entendimiento.
No hace falta sentir importancia ante las cosas, ante la vida...
Y sigoo pensando en nada y sigo nadando en mi pensamiento...
Nada. Indiferencia. Ante todo.
Una espiral me cubre, me rodea, me embraga de su fragancia...
Y me muero, me muero y no me importa...
¿Hay otra vida después de esta?
¿Acaso eso importa?
No. Nada importa.
No importo.
No me importas.

jueves, 18 de diciembre de 2008

Aire


De forma incorpórea
sin tacto ni sabor
se esconde entre las sombras
y a veces lleva olor.
.
El aire es un amigo
que puede hacer llorar.
Acompañado por el frío
viene de la era glacial.
.
El aire inoportuno,
el que se sabe que vendrá,
el aire nocturno
y el de navidad.
.
Todos son aire
y son de verdad
pero es importante
para respirar.
.
No temas si se va
porque se pierde
a menudo al respirar
y al estar caliente.
.
No pienses que es verdad
que el aire es inocente.
El aire hace mal
y lo sabe la gente.
.
Es aire lo que respiras,
es aire lo que piensas,
es aire en las esquinas,
que no deja de dar vueltas.
.
Y el aire está aquí,
aunque no lo puedas ver.
El aire se va allí,
llegará al atardecer.
.
Y es esta noche sombría,
oscura y de luna oculta,
es en esta noche fría
donde el aire vive y disfruta.
.
El aire incorpóreo,
el aire natural,
el aire silencioso
y el de vendaval.
.
¡Oh, aire! Gracias
por hacerme vivir.
Sin ti no hay vida.
Sin tí no hay un aquí.
.
.
EDBS

miércoles, 17 de diciembre de 2008

Nevada




El sol lucía brillante sobre los montes nevados produciendo un sentimiento de calor que no llegaba a calentar pero que sí incrementaba esa sensación de bienestar que se siente cuando uno se queda de frente ante él. Las calles estaban nevadas pero en la calzada se veían las huellas de los coches que habían pasado por allí dejando su rastro sobre la nieve que había caído durante la noche. Los árboles, desnudos de hojas, estaban vestidos con una fina capa de nieve que los cubría. Las farolas de la calle, apagadas, sostenían sobre sus cabezas pequeños montones de nieve que se derretían de vergüenza al sentir que el gran ojo del cielo les miraba intensamente. El cielo, de un azul celestial, estaba contento, pues no presentaba ningún tipo de síntoma de tener ganas de ponerse a llover lágrimas de agua o nieve, no tenía nubes. Ya está.

martes, 16 de diciembre de 2008

Sinsen-tido


Aconteció un acontecimiento (es verdad, no miento) de un problema que resultó ser un resultado.

Juzga tú mismo y búscale un sentido a la frase.
Si no se lo encuentras, escribe un comentario.

lunes, 15 de diciembre de 2008

Pensando...


Mujera... ¿Por qué pienso eso?
Hombro...¿Pero a qué viene eso?
Mujer, hombre... mujera, hombro...
Sólo son palabras. Palabras que surgen con jota en la mente con té.
Todo lo que dices, todo lo que piensas, todo lo que imaginas, todo lo que sueñas, todo lo que haces, todo lo que eres, todo lo que te gustaría ser, todo lo que nunca has querido ser, todo lo que quieres tener, lo que te gusta, lo que odias, a quien amas, a quien te gustaría ver muerto, todo... todo eso es lo que pasa por tu pensamiento.
Todo eso y más cosas son lo que tú eres, en lo que tú piensas, tu vida...
No es que no seas lo que no piensas, es que sólo eres algo si lo piensas. No se puede ser sin pensar, no se puede pensar sin ser.
Es una acción incesante del cerebro, algo que no para de hacer ni dormido, ni inconsciente.
Y es que inconsciente es cuando más se piensa, pero de forma inconsciente.
No sé por qué escribo esto. Pero no dejo de pensar...
Pero tú también piensa: ¿Por qué estás leyéndolo? ¿Por qué te dedicas a leer esto que yo escibo?
No merece la pena seguir pensando... y para eso hay que morir. No merece la pena morir, piénsalo.
Es irónico. ¿Es real?
El caso es que es.
Como la espiral.
Como sus círculos
que nunca se juntan.
Como lo que pienso,
que no sé pensar.
Que no sé escribir.
Que no se hace solo.
Que lo hago sin tí.
Que estoy loco, loco.
EDBS

domingo, 14 de diciembre de 2008

Morir para contarlo


Siempre se sentía sola. No tenía amigas, nadie se preocupaba por ella y sus padres la despreciaban, especialmente su padre, quien ya había abusado de ella y la había violado. Ella no se atrevía a denunciarle por miedo a que ese hecho le llevara a su padre a continuar abusando de ella o hacerle cosas peores.
Ante todo, ella nunca había estado feliz. Su vida era una mierda, pensaba. Pero no se daba cuenta de que siempre había alguien que la miraba y la cuidaba.
No se daba cuenta, no lo sabía. Mas él seguía ahí, ayudándola cuando podía, siempre manteniendo su anonimato.
Ella pensaba suicidarse, lo pensaba a menudo, siempre con miedo, siempre asustada, pero decidida a hacerlo alguna vez. Un día, después del colegio le surgió la oportunidad. Era el momento que siempre había esperado, con temor, pero lo había esperado.
Dudó. Dudó de si era lo que tenía que hacer y se puso a pensar un motivo por el que acabar con su vida.
"Morir para contarlo" pensó.
Pero eso no tenía sentido.
Pensó en su vida. Las violaciones de su padre, los golpes de su madre, los insultos en el colegio...
Pensó en el colegio. Había un chico... un chico que parecía que la respetaba. Pensó en él. Sí, ese era el único que le había dirigido la palabra. Había sido un lunes, por la mañana.
Ella estaba sentada en su pupitre, sola en la clase, cuando él entró.
-¡Hola a todos! -saludó de forma general antes de fijarse en que sólo estaba ella.
Ella enmudeció.
-¿No respondes? Bueno, pues hola -dijo.
Ella se quedó pensando.
-Hola -respondió.
Y eso fue todo. Él la había hablado.
Se dió cuenta de que sí que había alguien que la respetaba.
Dejó el cuchillo. Ya no se iba a suicidar. No merecía la pena morir para contarlo.

sábado, 13 de diciembre de 2008

Sábado


Cierra los ojos... Imagina que es de noche.
Está oscuro, pero si miras hacia arriba ves la luna llena, y te sientes a gusto.
Miras a tu alrededor. Miras dando una vuelta alrededor tuyo. ¿Qué es lo que ves?
Ves nubes, ves cielo, ves la oscuridad de la noche, y ves un pájaro.
Un pájaro blanco, que vuela hacia tí.
Pero distingues que hay algo más, algo que te cuesta diferenciar en la oscuridad. Aguzas la vista para fijarte mejor. ¿Qué es? Sí, es otro pájaro. Un pájaro negro, quizás un cuervo.
Y ves que también se acerca a tí.
Y ves que lleva más ventaja que el blanco. Y que se acerca a tí velozmente.
Ya no está lejos, ya le puedes ver los ojos, las plumas, el pico...
Y el blanco se queda atrás, intentando combatir contra el oleaje de la noche, batiendo las alas contra la corriente de nubes, haciendo todo lo que puede para poder salvar los obstáculos de la vida...
El cuervo se está acercando más y más a tí, casi piensas que ya te va a tocar, que va a llegar a tu cara, que con sus patas te va a arañar, a rasgar, a romper la piel, a llevarse tus ojos, a comerse tus labios...
Pero no, por alguna extraña razón no llega a tocarte. Se acerca lo máximo posible, cada vez más, pero sin llegar a tocarte.
Porque tú, que ahora estás frente al ordenador, leyendo esto, tiendes a infinito. Porque a tí no se te puede llegar a tocar. Eres de otra dimensión. Eres de otro lugar, y no te culpo.
Sé que no existes aquí, que sólo eres el resultado de mis sueños, de mi imaginación. Sé que en realidad nada existe, que todos, que todo, es fruto de la mente, que todo es mentira.
No existes. Pero tampoco existe el cuervo que se acercaba a tí; y tampoco existe el pájaro blanco (quizás era una paloma); tampoco existe la pantalla del ordenador que estás mirando; tampoco existe la vista; tampoco existo yo.
Nada existe, todo es sueño. La vida es sueño, y los sueños, sueños son.

viernes, 12 de diciembre de 2008

Atrapado


Me siento atrapado. Atrapado por una sociedad de la que nunca quise formar parte. Otro día más que me quedo encerrado en casa, no puedo evitarlo.

Quisiera salir y sentirme libre, pero es la sociedad la que me atrapa. Soy antisocial, no me puedo relacionar, no puedo.

Es una sensación de impotencia, tener que quedarse en casa porque fuera hay gente...

Porque fuera me pueden querer conocer. No tengo miedo a la gente, tengo miedo de amigos, tengo miedo de sociedad, de pertenecer a ella. De ser reconocido en ella.

Tengo miedo de entrar y no poder salir... pero, al parecer ya estoy dentro. Y yo no he querido entrar. A mí nadie me ha preguntado.

No me han dejado elegir si ser un ser social o no serlo. Quisiera ser un animal, uno que no viva en sociedad... una tortuga, o un tiburón.

Ser un ser social me hace estar atrapado. Mi antisocialidad no es problema mío, ni de los demás. No es un problema, es una simple cualidad.

Quiero salir, salir y estar solo, no tener miedo.

Me gustaría un día salir de casa y encontrar a todo el mundo muerto... No habría sociedad. Ni seres humanos.

Quisiera ser el viento y poder volar sin leyes, sin normas, sin que nadie me conozca, ser invisible.

Quisiera ser invisible, o ser tan pequeño que nadie pueda verme. Así no tendría problemas.

Creo que la sociedad debe tener algo bueno, pero no lo encuentro.

Si no fuera así, quizás si tuviera amigos de verdad... y amigas... o algún animal... Pero no. Sólo tengo una familia, unos compañeros de colegio, unos profesores y nada más.

Nada más que una espiral. Y todos ellos tienen el reflejo del mismo lugar: ¿Adivinas cuál?

jueves, 11 de diciembre de 2008

Son increibles


No entiendo a los inventores de las religiones. Así, de golpe, lo que he dicho. Porque una religión se la tiene que inventar alguien, ¿no? Por eso hay muchas.

Pues no entiendo cómo tantas de las muchas religiones que hay, la mayoría, son increibles. Por ejemplo, en el Cristianismo, ¿cómo pretenden que nos creamos que una chica ha parido sin follar? Eso no se lo cree ni Dios. O que un tío, después de palmarla, resucite. O que cure a los ciegos. Yo creo que todo eso es un montaje. El que inventó la religión esta lo que hizo fue compincharse con todos y les pagó un pastón... o les pagó con mujeres.

El tío este les pagó a los actores que hacían de Jesucristo, a los apóstoles, a la Virgen (con la que seguro que se acostaba, así que no era virgen), a los ciegos, que en realidad no lo eran, a los leprosos, que se disfrazaban, a los endemoniados, que simplemente hacían el gilipollas...

El tío les pagó y ellos se montaron la película. Luego hubo cuatro pringados del público que se lo creyeron y lo escribieron en los evangelios que han llegado hasta nosotros.

Pero antes de esto ya se supone que existía Dios. ¿A quién se le ocurriría inventarse a Dios? ¿A Abraham? No lo se, pero debía tener una imaginación de la leche.

Y en las otras religiones pasa lo mismo: todo son cuentos. Lo siento, las cosas son como son. Y esto no debería ser así. Sed más originales y haced la religion de los sugus, que tendrá más éxito.

miércoles, 10 de diciembre de 2008

¿Realidad?

No lo creo.
Te dejaré que respondas tú a esta pregunta.
¿Una pista?
No, soy así de egoísta.
Sólo si soy real, claro. Si no... no.

martes, 9 de diciembre de 2008

Neblina


Antes de nada debería agradecerte que estés ahí, que leas esto.
También debería agradecer a otros, a Borja, por ejemplo, por leerme y por animarme a seguir escribiendo. A todos vosotros, gracias.
A quien no quiero agradecer nada es a la neblina que se formó cuando íbamos a salir del bosque.
Si le diera las gracias se las daría por hacérmela perder, por matarla, por acabar con su vida.
Fue ayer por la tarde, por poco no salí de esa.
Era una tarde oscura y nublada. A eso de las seis.
Había queado con ella para ir al bosque, para dar un paseo y que se nos ampliara la mente, para dejar volar nuestra imaginación que está contaminada del estrés del día a día, el humo de la ciudad.
Fuimos a pasar un buen rato. Pero ella murió.
Fue una sensación terrible.
Habíamos estado caminando un rato, ella me contaba sus cosas, yo le contaba a ella las mías, y nos hablábamos, nos decíamos cosas bonitas, nos besamos...
Pero duró poco. Más bien casi no duró.
Al poco tiempo de entrar en el bosque me sentí perdido: había perdido la noción de lugar, estaba dormido en esa faceta.
Pero no dije nada, no quería que ella se estresara, habíamos ido a relajarnos.
Pronto empezó a hacer frío pero ella seguía queriendo quedarse allí, quería que nos adentráramos lo más profundo que pudieramos para hacer cosas y que nadie nos viera.
Recuerdo el placer que sentía mientras la desnudaba en el bosque. Se había llevado una toalla en una mochila para que lo hiciéramos a gusto. Y estuvo bien, estuvo muy bien.
Pero no lo podré repetir, no con ella.
Cuando acabamos, ya era de noche, quisimos salir, pero nos habíamos perdido y estaba muy oscuro.
No veíamos más que a unos palmos de nosotros mismos por una neblina, no muy densa, pero que no dejaba ver.
Un agujero. Había un agujero.
Tuve suerte de resbalar, pero ella siguió caminando.
-¿Te pasa algo? -me preguntó.
-Tranquila, sólo me he resbalado.
La respuesta fue fácil y sencilla, lo último que oyó de mí estando viva.
Porque había un agujero, un puto agujero que se la llevó.
Eran unos diez metros. Cayó sin avisarme, sin despedirse.
Yo grité su nombre, pero ya no me respondía.
No recuerdo cómo salí del bosque, sólo recuerdo su cara al preguntarme: "¿Te pasa algo?".
¿Que si me pasa algo?
¿A mí?
A ti ya no te pasa nada, ya no estás, te has muerto.
A mí sí que me pasa. Te hecho de menos.
Por qué tuvo que caer ella.
Tenía que haber sido yo el que cayera por esa espiral.
Esa Espiral hacia el Infierno.

jueves, 4 de diciembre de 2008

El tiempo



Vivo atrapado en el tiempo. Acaba de sonar la alarma. Ya son y media. Vivo atrapado en el tiempo, con el tiempo pisándome los talones, la muerte acercándose por la espalda.
Tengo miedo. Miedo del tiempo, que no se ve, no se puede tocar, pero que pasa y pasa.
Todo pasa por el tiempo, no existe un contratiempo, no existe nada eterno.
El tiempo lo rige todo, el tiempo es Dios.
Y nos está pasando todo el tiempo. Un segundo, otro, otro... Y así, se van formando minutos, que forman horas, días, semanas, meses... tiempo.
Es el tiempo lo que nos hace vivir... y morir.
Pero vivo atrapado en el tiempo. En todo tiempo se introduce una acción. Mi tiempo es siempre igual, nunca cambia. Todos los días me despierto a la misma hora, tardo el mismo tiempo en ducharme, desayuno siempre en el mismo momento y durante el mismo tiempo, día tras día.
Llego a casa todos los días a la misma hora: las cuatro y treinta y cinco. Y siempre hago las mismas cosas, en el mismo momento, durante el mismo tiempo.
El tiempo rige mi vida, ¿y la tuya?
No lo sé. Espero que tú lo sepas.
Y que no vivas como yo en una espiral de tiempo.

sábado, 29 de noviembre de 2008

No existo

No existo. Y me alegro de ello.
Porque sé que no soy, que no vivo, que no siento, que no me duele...
Porque ya no hay problemas, que nunca los ha habido, que no existo ni nunca lo he hecho.
Que no existes tú, no existe nadie, ni nada. No existimos ni existe ningún lugar.
No existe la existencia, la vida no es vida, no es nada, no es.
Ni si quiera hay sentimientos, pues no existe nadie para sentirlos.
No existe el amor. No existe el odio.
No existes tú. No existo yo.
No. No es cierto nada. No hay realidad que no sea mentira. Todo es nada. No hay mentira, ni verdad. No existen.
No se puede pensar, no se puede, amar... ni odiar.
No te odio, no te quiero, símplemente porque no existo.
Pero si existiera...
Si existiera te odiaría, sí, te odiaría por ser mentira, por existir.
No creo que nada de lo que he dicho sea verdad.
Ni si quiera estas palabras existen.
No existo.

jueves, 27 de noviembre de 2008

Funeral

Era por la tarde. A las siete en punto. Y habíamos quedado todos en la puerta de la iglesia.
Era una iglesia grande. Tenía muchos ventanales, muy grandes.
Estuvimos un rato en la entrada, dando el pésame al resto de familiares.
Había mucha, muchísima gente.
Entré. Me situé en uno de los bancos más delanteros, el segundo, en el lateral derecho.
Estaba la iglesia llena. Sobre todo había ancianos. Casi todos lo eran: los hijos, los amigos...
Los demás eran nietos y bisnietos, entre los que yo me encontraba.
El sacerdote empezó la misa de forma aburrida y continuó así toda la ceremonia.
Yo llego a ser el muerto y no estaría contento con ese funeral. Fue un verdadero aburrimiento, con mucho respeto, pero con acierto.
Además, con la gran cantidad de viejos que había...
Incluso me entró un ataque de risa cuando una de las dos señoras que tenía delante se dio la vuelta para darme la paz y me dijo:
"La paz de Nuestro Señor Jesucristo esté contigo"
Pobrecilla. Casi me descojono en su cara, pero pude disimular.
Al finalizar, otra concentración en la entrada (o en la salida) de la iglesia.
Saludé a un par de parejas de ancianos que no conocía pero que, al parecer, me habían visto siendo un niño.
Me quedé un rato más entre la gente y, finalmente, me fui.

miércoles, 26 de noviembre de 2008

Sin fuerzas


Estoy débil, decaído y sin fuerzas.
Ha sido un día duro y es normal que no me sienta bien.

La he estado buscando todo el día, pero en vano.

No la he encontrado.

Había momentos en los que la sentía cerca, muy cerca... pero sólo era el deseo de tenerla.

El deseo de verla, de mirarla...

Pero no, no la he encontrado, no la he podido tocar.

No está. No debe existir. Pero aun así la busco. La busco y no la encuentro.

Pero ya estoy débil. Ya no tengo fuerzas...

Y la veo. La he visto.

Y se acerca...

Pero yo me caigo...

Caigo por una de esas espirales.

Al Infierno. Vuelvo al Infierno.

Hay algo bueno en esto: la he visto. La he visto y me ha mirado.

martes, 25 de noviembre de 2008

Buscando


Ya se había acabado. No había nada más. No existía la vuelta atrás, el camino a casa se había cortado y ese vínculo que los unía se había roto.
Ella no quería. Él no importaba. Pero el destino lo había hecho así. Y cada día de su vida él se preguntará por qué ella se tuvo que marchar. Pero no hallará respuestas, porque no existen respuestas, porque no hay motivos. Y ella...
Ella le echará de menos, ella le odiará con todo su amor por haber permitido que se fuera, por haberla dejado marchar.
Pero ya no se podía hacer nada. Y él se seguía preguntando, ella la seguía odiando, y todavía lo hace, pues no sabe por qué la dejó ir.
Y se buscan, se estan buscando el uno al otro, pero no se ven.
No se ven.
Y nunca se
verán.
En el paseo de los tristes
hay un alma que
llora en las noches de San Juan.
La Luna insiste
en afirmar que pena por amor,
que es fruto de una maldición.
La Alhambra recuerda que allí l
es contemplaba sonreír,
y al alba se amaban,
Granada se ruborizaba al ver su amor.
Fueron muriendo así los días pero algo ocurrió,
la religión los separó.
Ella era hija de un cristiano
y él de un musulmán,
La inquisición lo ejecutó.
El Albaicín se estremeció,
y con su sueño ella murió.
Y ahora se buscan
cada uno en su propio cielo y no se ven.
¿Dónde estás? Mi amor, ¿dónde estás?
Sin ti no puedo morir.
Sin ti vagaré.
Y desde entonces le acompaña
una estrella que
desde el cielo cuida de él.
Si crees en Dios, crees en Alá,
sé tolerante y menos rezar.
Y acepta el credo
y la sexualidad del que no es igual.
Es mejor dejarte marchar.
Señor, ¿dónde está mi amor?, devuélvemela.
Señor, ¿dónde está?
Señor, ¿dónde está?
¡¡¡Señor!!!

lunes, 24 de noviembre de 2008

Distancia


Estoy aquí pero me siento lejos. No existe límite para la distancia, que no tiene que ser visual, ni táctil.
Puedo estar a tu lado y a la vez estar en lo más lejano. Puedo llegar a tocarte desde el infinito.
Las distancias humanas son extrañas, pues no son lo que parecen. Una distancia así se debe avisar. Una distancia de tal rareza es una distancia inumana, no es natural.
Lo que pienso cuando me vienen estas cosas a la cabeza es que estoy lejos, muy lejos... donde nadie puede verme, ni oírme, ni tocarme...
Eso, que para mí está tan lejos puede ser para tí o para otros el lugar más cercano en la Tierra, y puede que no esté en la Tierra, ni en el Universo. Puede ser simplemente un lugar irreal, un lugar mental, psicológico totálmente, que hechiza y hace sentirse como en casa.
O puede ocurrir lo contrario: que el lugar más cercano se haga un lugar diferente, nuevo, extraño.
Y estas cosas que pienso mientras escribo, estas palabras, no están aquí.
Y estas palabras que parecen estar en la pantalla... no sé si realmente están o si simplemente son fruto de mi imaginación haciendo de imagen, reflejándo algo que ha aparecido instantáneamente en mi memoria.
Me pregunto cómo serán los pensamientos, cuánta distancia habrá entre ellos.
Las distancias son tan lejanas y tan cercanas que dejan de distanciarse, pero dejan de unirse.
Esto que digo puede llegar a tener sentido, en un caso de unificación de distancias. En un Big Bang recesivo, en una atracción de todas las cosas del Universo de manera que todo quede en nada. Y que no halla distancias. Que no exista el vacío.
Este vacío que me llena, si es que vale la expresión.
Este vacío que día a día me aleja de la realidad creando una mayor distancia entre yo y el Mundo.
Creando una menor distancia entre yo y la Muerte.
Entre yo y la Espiral.

domingo, 23 de noviembre de 2008

Otra muerte más



Hoy ha muerto uno que era mi tío abuelo. Un hermano de mi abuelo.

Resulta que la muerte se me acerca desde mis antepasados.

Voy a morir.

Lo sé, y no me agobia ese pensamiento de que la muerte me acecha en cada esquina.

Sólo sé que he de acabar mi libro antes de que ella acabe conmigo o estaré muerto.

Porque si la escribo... en parte seguiré en este mundo.

Porque al morir, de tí se va lo que no se pueda quedar aquí, pero un libro... si un libro sobrevive, el que lo ha escrito está en él, al igual que el libro ha estado dentro del escritor.

Una parte del libro se va con el escritor y una parte del escritor se queda con el libro.

Así lo pensaba Unamuno y así lo pensamos muchos que sabemos que no hay nada más que morir.

Que no existe nada aquí, que no tiene sentido la vida, o que el sentido es inalcanzable.

Y mi bisabuelo, que murió el miércoles pasado, está aquí, conmigo, a mi lado; en un libro que escribió hace veinte años y que ha llegado a mis manos. Hay pocas copias, no se ha publicado, pero sé que mi bisabuelo vive en él. No físicamente, tampoco en forma de alma, pero sus pensamientos sí que permanecen en él.

Mi tío abuelo, que ha muerto hoy... creo que no ha escrito nada...
Ya no está, se siente, amigo.

sábado, 22 de noviembre de 2008

Incerteza

No sé...
Símplemente eso, no tengo certeza de nada.
Miles de sensaciones surgen en mi mente, se deslizan por mis adentros...
Y no distingo nada: ni el placer del dolor, ni el llanto y la risa, ni el amor y el odio... nada.
Estoy en el centro más extremo, en el interior más salido, pero a la vez me siento lo más fuera posible de dentro de mí mismo.
No me siento yo.
Me siento otro.
Me siento el otro, pero sin sentirme él.
No sé cómo me siento.
Es... una espiral de sentimientps sin sentido que llega hasta lo más lejos.
Hasta el infinito, con mirada al horizonte.
Hacia el horizonte...
No me puedo olvidar.

viernes, 21 de noviembre de 2008

En el cementerio


Lo incineraron.
Y ahora solo quedan cenizas.
Ya no es un cuerpo.
Ya no tiene forma.
Fue ayer, por la noche.
Y hoy...
Hoy ha sido el entierro.
En un "pequeño" cementerio.
Lo hemos enterrado al lado de sus antepasados.
Para que no esté solo.
¿Pero qué estoy diciendo?
Bueno, ya lo dejo por hoy.
Ha sido suficiente.

jueves, 20 de noviembre de 2008

Inmensidad


Tal vez no fue demasiado respetuoso en la entrada de ayer.

Tal vez no necesite serlo.

Sea lo que sea pido disculpas a quien se las tenga que pedir, pero mi bisabuelo está muerto, y eso no tiene cura.

Sea lo que sea la verdad, yo tengo un poco de razón. Murió, vale, ¿y qué?

Sí, que tengo (o debería) sentir pena por él, y todo eso. ¿Y qué consigo con eso?

Nada.

En la tierra hay 6,738,163,879 personas hoy en día, según wikipedia. Casi siete mil millones. Y ayer murieron muchos. ¿Por qué he de sentir algo más por un familiar cercano? ¿por el simple hecho de que yo descienda de él? No lo creo.

El ser humano o deja de ser una especie animal más. ¿Y las tortugas veneran la muerte de sus padres o madres? No. Ni las conocen.

Pues eso. No es más que uno más de todos esos que somos las personas. Que muera uno más o uno menos no va a cambiar el mundo.

Y no es faltar al respeto, es ser... lógico, ser... racional.

Y mañana es su entierro, al que voy a asistir.

miércoles, 19 de noviembre de 2008

Muerte



Hoy se ha llevado a mi bisabuelo. Somos uno menos en la familia. Si es que existe el Cielo, que él esté allí hoy. Rezo a todos los dioses por mi familia, especialmente por mi abuela, aunque sé que no me pueden escuchar.
D.E.P.

martes, 18 de noviembre de 2008

De vuelta

Vuelvo a escribir tras una temporada de reflexión. Una reflexión que me ha hecho pensar. Y tengo muchas dudas. Y ahora sé que no tiene ningún sentido. Que los vivos se mueren, que nos morimos. Tú vas a morir. Y yo. Pero, ¿y después? ¿Qué pasa después?
Estas preguntas me han dado que pensar, pero no son las únicas.
Estas preguntas pueden referirse a teorías, a creencias o a religiones, yo quiero respuestas seguras.
Yo quiero saber.
Y eso he aprendido. He aprendido a saber.
A saber que la vida no tiene sentido, que como empieza se acaba y ya. Nada más.
Tú naces porque tus padres hacen el amor y apareces tú. Es simplemente un hecho del instinto de supervivencia que tienen todos los animales, incluida le especie humana como animal biológico. Y como naces, creces, te reproduces y mueres.
Es el ciclo de la vida.
Pero entonces por qué éxisten las creencias. ¿Qué es eso del amor, la afectividad, el matrimonio? No son más que excusas para el sexo, ya no como obtención de placer, sino como instintinto de supervivencia de la especie.
Que no sirve de nada todo lo que hagamos. Que luego nos morimos y ya. Se acabó.
Y puede que te recuerden unos días, unos meses, años... Pero te has muerto. Te entierran, como si fueras basura. Te meten bajo tierra para no verte más, porque ya no sirves para nada, ya solo eres cosa, dejas de ser persona.
Pero eso no es lo único. ¿Y todo lo que has dicho, todo lo qua has sentido, lo que has vivido? Nada de eso queda. Ya no existen las palabras. No sirven. Es más, estas mismas palabras no tienen sentido. Yo me voy a morir y nadie me va a recordar. Puede que me recuerden, sí, pero luego ellos mueren. Los pensamientos no duran eternamente. Se mueren con nosotros. Desaparecen. Dejan de existir. Y ya. No valen para nada. No valemos para nada.
¿Y si somos alma? No. No puedo creer eso. Volvemos a lo de antes: son creencias, religiones.
Y sigo con mis dudas.

Sigo sin saber qué hago aquí,
sin saber por qué,
pues yo no elegí vivir
ni el futuro eligiré.
EDBS

miércoles, 29 de octubre de 2008

Otro día más


Llevo ya diecinueve entradas diarias en este blog. Es para mí un récord. No escribo a menudo pero me he estado esforzando para poder escribir una entrada cada día. Y hoy es un día más.
No es dificil escribir en un blog, no es dificil inventar historias, crear poemas...
No es difícil, pero es demasiado para mí. Así que voy a dejarlo por unos días. me voy a dedicar a algo más importante: escribir un libro.
Es dificil decidir entre escribir un libro y escribir en un blog, porque son muy diferentes opciones. Ambas tienen ventajas, ambas inconvenientes. Pero no puedo hacer las dos cosas, el blog me quita mucho tiempo (inventar la historia o el poema, escribirla, revisarla... y buscar una imagen que tenga relación).
Me disgusta tener que dejarlo por unos días (que pueden se dos y pueden ser treinta), pero espero que si has entrado en este blog y has leído mis entradas, sigas haciéndolo en cuanto vuelva a publicar. Esa es otra: si no has leído las entradas anteriores te invito a que las leas. Puedes sacar conclusiones con ellas, y puedes olvidarte del tema, o incluso puedes leerlas por el placer de leer. Sea lo que sea, te animo.
Espero que mi nuevo proyecto vaya tan bien como este (diecinueve días seguidos de entradas desde el comienzo, ¡hace menos de un mes!) y que pronto pueda volver a éste.
Hasta entonces...
PD: Cuidado con las espirales, tienen un final infeliz.

martes, 28 de octubre de 2008

Tormenta


TORMENTA





Estaba muy nerviosa. Se había quedado sola en casa, de noche, en invierno, y tenía miedo. Llovía. Llovía mucho. Y el suelo parecía retumbar con los truenos. Para colmo, hacía frío.


Ella había preferido quedarse en el salón tapada con una manta y con la luz encendida; era mejor idea que irse a la cama, a oscuras y con esa tormenta fuera.


Ella pensaba que era el fin del mundo, el Apocalipsis, y tenía miedo.


Pero lo peor era que estaba sola. No aguantaba esa soledad. No podía encender la tele, no se debe hacer en las tormentas eléctricas.


Tampoco le apetecía leer.


Decidió tumbarse en el sofá del salón, tapada con la manta mientras soñaba despierta.


Yo no se lo que soñaba.


Ella ya no sabe nada.


Sólo diré que esa tormenta acabó con ella. Y con sus vecinos. Y con todo el barrio. Y contoda la ciudad, con todo el país, el continente..., en fin, que ella tenía razón: era el fin del mundo, era el Apocalipsis.


¿A que nunca lo hubieras imaginado asi?

lunes, 27 de octubre de 2008

Silencio

Todo es silencio cuando,
en un momento de soledad,
te paras y quedas pensando
en la vida y la realidad.
.
Es un misterio que algo
que siempre parece normal
sea de todo lo más extraño
y que sólo en ello te centres al estar.
.
Es el alma mía cansada
ya de tanto esperar
que se ha vuelto vieja y mala
y siempre me hace divagar.
.
Pienso que no soy nada
y que no estoy en ningún lugar.
Que no pienso, que pertenezco
a ese todo que es irreal.
.
Y me quedo pensando en esto
cuando llega el momento de partir.
Los blancos pañuelos al viento
y las lágrimas caen sin fin.
.
Es incierto, falso y mentira
que todos tengamos a alguien
a quien llorar en su partida,
de esos no hay ni diez.
.
Y podría seguir contando
mis luchas con la verdad,
luchas en solitario
que me hacen volar.
.
Vuelo como el pájaro
de más largas alas
y llego al espacio
de las almas.
.
Y la veo.
A ella.
Cielo.
Era.
.
.
EDBS

domingo, 26 de octubre de 2008

La rosa negra


Le habían dado muchas flores en el funeral de su marido pero sólo guardaba una en la memoria.
Era una rosa negra, una sola.
No recuerda quién se la había regalado, pero eso no importa.
Era una rosa, como el resto de las flores que le habían dado.
Pero era la única de ese color.
Todos vestían de negro en el funeral.
Sólo esa flor era negra.
Y pinchaba.
Recuerda que se pinchó en el dedo con el tallo de esa rosa.
Y que se limpió la sangre en un pañuelo blanco.
El pañuelo lo guarda desde entonces, sin lavarlo, con la misma mancha de sangre del fueneral.
La rosa por desgracia se marchitó y la tiró.
La rosa se había ido con él.
Por una espiral.
Al Infierno.

sábado, 25 de octubre de 2008

El cuervo


Alcé la vista y lo ví. Era de un color azabache brillante y misteriosamente oscuro. Todas sus plumas, su pico, sus patas y hasta sus ojos eran negros. Y por eso me gustaba. Pero sabía que en realidad no era un cuervo, que era un disfraz, y que Él estaba detrás de ese disfraz.
Fue dificil de averiguar, pero lo descubrí a tiempo.
Mas ese tiempo era poco.
Se abalanzó hacia mí a una velocidad irreal, el golpe fue rápido, insensible y letal.
Al instante estaba en el suelo, con la cabeza sangrando, a punto de morir bajo las sus patitas.
Qué mal lo había hecho.
En un rato ya estaba muerto.
Debía haberme dado cuenta antes y echar a correr.
Correr...
No. No habría dado tiempo a huir.
Huir...
Estaba claro, era mi momento de morir.
Morir...
Sí, ya era mi hora; en algún momento hay que caer.
Caer...
Caer por una espiral.
Al Infierno.
De vuelta a Él.
Otra vez.
Es...

viernes, 24 de octubre de 2008

Sangre


Sangre roja, real
cae por mi mano.
La noto caer
pero no me duele.
Sé que está,
la veo y la huelo.
Pero no la siento,
no de dentro.
No es mi sangre.
No es de mi ser.
Por eso me duele
que en mi mano esté.
Es sangre limpia,
sangre pura,
de alguna princesa
que su vida busca
subida a algún árbol
mientras pasan las horas
y acabará sus días
perdida y sola.
Es la sangre suya,
esa sangre perfecta,
sangre de princesa
de reinos lejanos
donde los pobres
no existen,
ni tampoco sus amos;
donde la semilla
de algún álamo
se convierte de pronto
en una ramita
que crece despacio
hasta hacerse fuerte
y florece en un árbol;
de esos lugares
es la princesa
y de ella su sangre
que en mi mano
se deja caer
de ese color fresa
al oscuro precipicio
sobre el que está mi cabeza.
Y esa sangre me invita
a pensar: ¿quiero a la vida?
Si quiero su sangre,
que ella me agarre
al saltar desde arriba,
para no caer nunca
por esa espiral profunda,
debo pedirle perdón
porque lo merezco
porque lo quiero
y por su veneno.
.
.
EDBS

jueves, 23 de octubre de 2008

La calavera


Estaba corriendo...
No tenía escapatoria...
Me perseguía una gigante calavera roja, como la de la imagen...
Todo era rápido, no podía parar...
Ni pararme a pensar...
Fue como si me hubiera leído el pensamiento.
Frenó, dejando de seguirme, pero yo me seguía alejando, huyendo...
Al rato, al ver que ya no me seguía, miré atrás...
Y la vi...
Justo dende se había parado, allí, flotando en el aire...
Y la miré...
En el fondo de esos ojos..., ejem, esas cavidades oculares vacías... habís algo... que me gustaba.
Era..., es dificil de explicar.
Es uno de esos sentimientos que no se pueden expresar con palabras.
Pero el caso es que allí dentro había algún tipo de sentimiento.
Ahora me arrepiento de haber visto eso, pues me ha llevado directamente a la muerte...
A una espiral hacia el Infierno...
Otra vez.

miércoles, 22 de octubre de 2008

La Noche


Siempre oscurece. Cada atardecer,
el sol ya nos deja
y en el cielo se empiezan a ver
las estrellas.

.

Se hace la Noche. No puedes tener
dudas sobre ella,
pues siempre será, siempre es
noche eterna.

.

Noche. Empieza a llover.
Densa es la niebla.
Los árboles sufren, no pueden correr.
Presenciarán la escena.

.

Noche. Oscura hermosura.
Ternura.
Más que tristeza, tristura.
Qué belleza.
Belleza por su tristeza.
Por su desventura.
Por donde deambulan
los que la tumba dejan
y a la mujer de mas belleza
ayudan.

.

Noche. Qué reproche
que yo te escriba
este poema o poesía
a quien escribo tu nombre.
.

Oscuridad y ánimo a los vivos
eres luz para muertos,
y, si estoy en lo cierto,
muertos algunos vivimos.
.

No se me antoja otro nombre
que el tuyo:
Noche.
Puro.
.
.
EDBS

martes, 21 de octubre de 2008

Las ruinas








Todo estaba en ruinas.


No había quedado nada.


Fue un horrible terremoto que se lo llevó todo.


Todas nuestras cosas, nuestras ilusiones, nuestras vidas...


Y ahora solo quedamo las ruinas, los restos de una catástrofe natural...


No somos nada.


No valemos nada.

lunes, 20 de octubre de 2008

El ataúd


Llegó al castillo a eso de las siete de la tarde.
Era un gran castillo que había heredado de un tío a quien ni si quiera había conocido.
Estaba a las afueras, muy a las afueras, de un pueblo alejado del resto del mundo.
Quizás alguna carroza pasaba por las calles del pueblo, pero ninguna pasaba delante del castillo.
El camino de arena estaba rodeado de verdes prados que no pertenecían a nadie.
El castillo, con un par de atalayas al frente, tenía una gran puerta de madera maciza.
Al llegar a la puerta, nuestro protagonista la abrió con una llave vieja y oxidada.
La puerta chirrió al abrirse y el hombre tuvo que empujar con fuerza para que se abriera.
Dentro todo estaba oscuro.
Encendió una antorcha que había a un lado de la puerta con una bengala y recorrió la estancia encendiendo el resto de antorchas y corriendo las cortinas que impedían que la poca luz que ya quedaba del sol alumbrase el interior.
Lo que se veía era bastante poco habitual: una mesa triangular justo en el centro de la habitación y, a su lado una silla de tres patas; un carro de bueyes en una esquina; en otra se podía ver un monton de heno; en el techo había una lámpara araña de velas, casi gastadas; algún excremento por el suelo y poco más.
Él se extrañó.
Fue recorriendo cada uno de los rincones de la estancia.
Al llegar a una puerta se detuvo.
Tenía una inscripción.
In hac domo Diabulus non est bene receptus.
El Diablo no es bien recibido en esta casa.
Dudó en abrir la puerta, pero al final decidió hacerlo.
El pomo estaba frío y encajado.
No podía abrir así, se había atascado.
Pero no se iba a rendir: dio unos pasos hacia atrás, cogiendo carrerilla y se desplomó contra la puerta, que se abrió al instante.
El golpe levantó una polvareda.
El interior era inhóspito, signifique eso lo que signifique.
Todo estaba oscuro.
Dio un par de pasos.
El suelo, de madera, crujió como si le doliera.
Tropezó con algo.
Lo palpó, pues ya o veía nada, con las manos.
Era de madera... con esquinas muy marcadas... Parecía un baúl o una caja.
Quizás tuviera joyas dentro, pensaba él.
Así que dio la vuelta y cogió una de las antorchas para alumbrar.
Al volver, se fijó que en la puerta había un triángulo dibujado , cosa a la que no dio importancia.
La caja de madera seguía ahí.
Esta vez la vio con claridad.
Era un ataúd.
Le dio un poco de miedo, pero se acercó para saber por qué había un ataúd dentro de una habitación en cuya puerta estaba escrito, bajo el dibujo de un triángulo, que el Diablo no era bien recibido.
Al llegar y acercarse al ataúd...
Salí de golpe y le di un susto de muerte.
Es normal.
Ya no me queda piel y no soy tan guapo como antes, pero no es para tanto, ¿no?
El pobre de mi sobrino murió el mismo día en que había llegado a mi casa que había heredado de mí, el día en que tenía para él MÍ casa.
Y como era mía, no era suya.
Aunque yo estuviera muerto.
Y sigo estándolo, no hay remedio para la muerte.
La Muerte no tiene remedio.

domingo, 19 de octubre de 2008

El cementerio


Estaba en el pueblo de visita, y solo.
Me alojaba en una inhóspita casucha antigua y rural cercana al cementerio.
Ya era de noche; la cama, cuyo colchón era duro y viejo, chirriaba mientras me movía.
No era fácil dormir, pues se oían voces de mujeres, más bien llantos y gritos.
No provenían de la casa, pero tampoco de un lugar lejano.
Cansado de no poder dormir y buscando una alternativa, pensé pasear por el cementerio.
No era muy grande, a decir verdad, pero me impresionó todo tanto como para que ahora lo recuerde esta anciana y loca mente de poeta.
Recuerdo que en la entrada, situada al lado de la puerta, había una inscripción que rezaba:
.
Sean las almas de los muertos
que aquí depositados
yacen bajo este suelo
por Ella utilizados.
.
La noche era oscura y me dio un poco de miedo entrar en el cementerio.
Hacía frío, pero había olvidado mi abrigo en la casa.
Las hojas de los cipreses bailaban al son del viento.
Era todo muy fantasmagórico y oscuro, especialmente porque las farolas estaban apagadas.
No sé muy bien cómo pasó, pero recuerdo bien que vi, en un instante, un esqueleto vivo.
Sí, como has oído, un esqueleto que, andando, se dirigía a un lugar.
Le seguí lentamente, procurando que no se percatara de que estaba ahí.
Lo que ví fue horrible: unos cinco o seis esqueletos (al parecer, de hombres) abusando sexualmente de una joven de unos dieciséis o diecisiete años.
Era horrible ver cómo introducían sus esqueléticos dedos por su vagina.
Ella lloraba gritando de dolor, pero se dejaba hacer.
Sus pechos estaban al descubierto.
Estaba sobre una tumba, abierta de piernas, y subiendo y bajando en un movimiento de vaivén mientras uno de los esqueletos la penetraba con su dedo índice.
Iba como vestida para la ocasión: minifalda sin bragas y camiseta sin sujetador, que tenía levantada sobre sus bellos pechos ya mencionados.
Me quedé allí, mirando, escondido tras una de las lápidas.
Al final creo que me gustó, pues a ella también parecía gustarle.
Ya era ella la que hacía que los muertos la penetrasen.
Ella disfrutaba siendo abusada.
Me acerqué lentamente, de forma intuitiva.
Ella me vió.
Me miró fijamente y en sus ojos vi un destello de amor.
Hizo que los esqueletos pararan.
Se acercó a mí, aún con los pechos al aire y cogió mis manos.
Las pasó por sus pechos, haciendo círculos.
Me gustaba.
Me desnudó, como de un vistazo y pronto me vi penetrandola con mi miembro.
El placer duró poco.
Me encantaba su sexo, sí, pero a ella no la satisfacía.
Se separó de mí con asco.
Me dio vergüenza estar desnudo ante ella, pues ella parecía ser superior a mí.
Me agarró del pene con una fría y delgada mano.
Apretó fuertemente hasta que morí de dolor.
Literalmente.
Caí por una espiral hasta que, misteriosamente, llegué al mismo lugar en el que me encontraba.
Entonces entendí.
Ahora ya era yo uno de ellos, un esqueleto, y, desde entonces, todas las noches hago con mis compañeros lo mismo que yo vi a ellos hacer a la joven.
Era lo que estaba escrito:
Sean las almas de los muertos
que aquí depositados
yacen bajo este suelo
por Ella utilizados.

sábado, 18 de octubre de 2008

La Luna

.
.
Es blanca y oscura
alumbra en la noche,
enferma y sin cura
brillante cual broche.
.
.
Llamada La Luna
por buenos poetas,
en esa laguna
es una saeta.
.
.
Su luz en la cuna
del niño durmiente,
a éste le acuna
de forma eficiente.
.
.
Luz blanca que arranca
de un golpe la pena
roba con retranca
lo que el alma llena.
.
.
Luz viva y sincera
que duele por dentro
que viene de afuera
por el pensamiento.
.
.
Me dañas con males
mi oscuro corazón.
Males infernales
que causan desazón.
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¡Sal ya de mi vida
que apenas me queda!
Mi Luna querida
que vi en la vereda.
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Ya ha amanecido
y arriba en el cielo
no estás, te has ido.
Ya no eres de hielo.
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EDBS

viernes, 17 de octubre de 2008

El gato negro


Era mi obsesión, mi único amigo.
Yo era por entonces tomado por loco, pues ya estaba viejo, y nunca había sido un hombre sociable.
No tenía amigos. Ni estaba casado ni nada por el estilo.
Vivía en una gran casa, un chalet gigante en las afueras, al que se llegaba por un camino de arena.
Las noches eran frías, incluidas las de verano, y me gustaba salir y dar paseos nocturnos.
En una de esas noches, que eran para mí tan apacibles, conocí al que fue mi mejor amigo.
Era un gato negro, salvaje, cuyos amarillos ojos brillaban en la noche.
Fue durante un paseo en una noche de luna llena.
Iba yo por el camino de vuelta a casa cuando noté que alguien me seguía.
Al volerme vi que se cruzaba un gato negro.
No soy supersticioso, y tampoco lo era entonces, pero eso me pareció extraño.
Al mirarlo, parose y dirigiose a mí con su mirada felina.
Y eso fue amor a primera vista, no amor sexual, amor de amistad.
Y creo que él lo entendió igual, porque desde entonces no se había separado de mí.
Hasta aquel día, hace hoy veinte años, en el que me dejó.
Fue muy triste, de veras, pero tuve que hacerlo.
Me entraba hambre y no tenía comida, cualquiera hubiera hecho lo mismo que yo en mi lugar.
Lo decapité, primero, y bebí su sangre, pues tenía sed.
Luego comí sus tripas.
Estas imágenes no se me quitan de mi cabeza, y eso que fueron hace veinte años...
Y ya era viejo entonces...
Ya no me queda nada de vida, puede ser hoy mi último día...
Lo es...
Siento una convulsión, el corazón deja de latir...
Y pasa por última vez por mi mente un recuerdo de aquel gato negro.
Mi mejor amigo...
Caigo en una espiral.
Muero..., como él murió por mí.