miércoles, 11 de noviembre de 2009

La Hermandad de la Medianoche

"—¡Rofar, Deimes! —gritó—. Venid aquí.

Los dos guardianes, vestidos ambos con sendas túnicas negras, se acercaron.

—Sí, mi señor —dijeron al mismo tiempo.

—¿Está todo en orden? —preguntó Venom—. Llamad a Balphomet, tengo que saber si el chico sigue encerrado. Y también mandad a alguien al cementerio antiguo para ver dónde demonios está ese descerebrado de Julián. No sé por qué, pero ese hombre me da mala espina. ¿Entendido?

—Sí, mi señor —dijeron de nuevo.

Y salieron de la habitación, dejando a Venom solo en esa densa oscuridad, donde sólo la luz de dos velas permitían distinguir su silueta. Pasaron unos minutos y pensó en volver a una de las habitaciones destinadas a satisfacer sus deseos carnales. Hacía unos momentos había salido de una de esas habitaciones, pero no se sentía satisfecho en ese momento.

No, no puedo hacerlo. Ya no queda tiempo, pensó.

Se levantó del trono y se dirigió a la gran puerta de la sala. Iba a supervisarlo todo otra vez más. Estaba seguro de que todo iba bien (exceptuando a Julián, que todavía no había llegado con el cáliz), sin embargo, quería cerciorarse él mismo de que no había nada que pudiera salir mal. Era para él la noche más importante de su vida, una noche que había ansiado y que había esperado desde hacía muchos años, cuando había entrado a formar parte de la Hermandad de la Medianoche. Esos tiempos le parecían muy lejanos."

Esto es un fragmento extraído de la novela que estoy escribiendo, Apocalipsis a medianoche.

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